Textos de amor para la ceremonia civil: cuentos, canciones y poemas
Después de una organización extensa, llega el día de la ceremonia civil y una sonrisa amanece en sus labios. Están a punto de dar ese paso tan importante, y por qué no hacerlo con textos que resignifiquen el amor. Aquí, algunas propuestas.
Si bien en Argentina no es tradición leer textos durante la ceremonia civil ni tampoco que los invitados sean partícipes de la ceremonia, ¿qué pasaría si rompemos las reglas? Quizá sea el tiempo de probar cosas nuevas, por ejemplo, dedicarle a la pareja unas bonitas palabras de amor que reflejen todo el sentir. Por eso, les traemos una propuesta variopinta de textos para ese momento tan especial: fragmentos de cuentos, relatos o canciones. Una propuesta ideal para parejas que quieran una ceremonia especial o que decidan tener un civil más relajado en el mismo lugar de la fiesta.
1. Te quiero, de Mario Benedetti
Tus manos son mi caricia, mis acordes cotidianos, te quiero porque tus manos trabajan por la justicia. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos. Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada, te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro. Tu boca que es tuya y mía, tu boca no se equivoca, te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo somos mucho más que dos. Y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo, porque sos pueblo te quiero. Y porque amor no es aureola, ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola. Te quiero en mi paraíso, es decir que en mi país la gente viva feliz aunque no tenga permiso. Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos.
2. Dos cuerpos, de Octavio Paz
Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche relámpago. Dos cuerpos frente a frente son dos astros que caen en un cielo vacío.
3. El enamorado, de Jorge Luis Borges
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas, lámparas y la línea de Durero, las nueve cifras y el cambiante cero, debo fingir que existen esas cosas. Debo fingir que en el pasado fueron Persépolis y Roma y que una arena sutil midió la suerte de la almena que los siglos de hierro deshicieron. Debo fingir las armas y la pira de la epopeya y los pesados mares que roen de la tierra los pilares. Debo fingir que hay otros. Es mentira. Sólo tú eres. Tú, mi desventura y mi ventura, inagotable y pura.
4. Los diarios de Adán y Eva, de Mark Twain
Adán
Esta nueva criatura de pelo largo se entromete bastante. Siempre está merodeando y me sigue a todas partes. Eso no me gusta; no estoy habituado a la compañía. Preferiría que se quedara con los otros animales. Hoy está nublado, hay viento del este; creo que tendremos lluvia… ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde saqué esa palabra…? Ahora lo recuerdo: la usa la nueva criatura.
Eva
Toda la semana lo seguí y traté de entablar relaciones con él. Yo soy la que tuvo que hablar, porque él es tímido, pero no me importa. Parecía complacido de tenerme alrededor, y usé el sociable “nosotros” varias veces, porque él parecía halagado de verse incluido.
5. El ruiseñor y la rosa, de Oscar Wilde (fragmento)
–La muerte es un buen precio por una rosa roja –replicó el ruiseñor–, y todo el mundo ama la vida. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?
Entonces desplegó sus alas y emprendió el vuelo hasta donde estaba el joven.
–Sé feliz –le dijo el ruiseñor–, tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido es que seas un verdadero enamorado.
El estudiante no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor. El joven volvió a su habitación y se quedó dormido. Cuando la luna brillaba el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas. Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas hasta que nació una rosa roja, la rosa más hermosa de cuantas hayan existido jamás.
6. Soneto XLIII, Sonetos del portugués, de Elizabeth Barrett Browning
¿Cómo te amo? Déjame contar los modos.
Te amo con toda la profundidad, amplitud y altura
que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
las fronteras del Ser y la Gracia ideal.
Te amo hasta el nivel de la cotidiana
necesidad más silenciosa, con el sol y la luz de la lámpara.
Te amo libremente, como los hombres luchan por lo correcto.
Te amo puramente, como ellos alcanzan la Gloria.
Te amo con la pasión que antes puse
en mis viejos lamentos, y con mi fe de niña.
Te amo con la ternura que creí perder
cuando mis santos se desvanecieron –¡Te amo con el aliento,
sonrisas, y lágrimas, de toda mi vida!– y, si Dios elige,
Yo te amaré aún más después de la muerte.
7. Andar conmigo, de Julieta Venegas
Hay tanto que quiero contarte
Hay tanto que quiero saber de ti
Ya podemos empezar poco a poco
Cuéntame, qué te trae por aquí
No te asustes de decirme la verdad
Eso nunca puede estar así tan mal
Yo también tengo secretos para darte
Y que sepas que ya no me sirven más
Hay tantos caminos por andar
Dime si tu quisieras andar conmigo,
Cuéntame si quisieras andar conmigo,
Dime si tu quisieras andar conmigo,
Cuéntame si quisieras andar conmigo.
8. Caminar de tu mano, de José Luis Roma
Esta noche quiero obsequiarte algo
No se trata ni de flores, ni regalos
Voy a tratarte de explicar, hablarte con sinceridad
Para que sepas lo que traigo yo entre manos
Primero quiero agradecerte tanto
Me has amado, me has llenado, me has cambiado
Y ya te debes de enterar lo que yo pienso en realidad
Cuando por tonto, a veces, me quedo callado
Quiero caminar de tu mano
Lo que me resta de camino
Que los cumpleaños que me faltan siempre los pases conmigo
Te digo que no estoy jugando
Cuando te digo que
Te amo, te amo, te amo, te amo
9. Tan enamorados, de Ricardo Montaner
Quizás te puedas preguntar
Qué le hace falta a esta noche blanca
A nuestras vidas que ya han vivido tanto
Que han visto mil colores de sábanas de seda
Y cuando llueve, te gusta caminar
Vas abrazándome, sin prisa aunque te mojes
Amor mío, lo nuestro es como es
Es todo una aventura, no le hace falta nada
Y estoy aquí, tan enamorado de ti
Que la noche dura un poco más
El grito de una ciudad
Que ve nuestras caras la humedad
Y te haré compañía más allá de la vida
Yo te juro que arriba te amaré más
Tan enamorados y así
La noche dura un poco más
La ceremonia civil se abre a nuevas propuestas de personalización. Por eso, los textos funcionan muy bien para darle un carácter sustancial y hacer que los invitados se involucren más en el momento.