¿Invitados por compromiso? 5 consejos para que no sea un problema
A la hora de aligerar la lista de invitados, deben decidir cómo gestionar a los invitados por compromiso y cuándo es recomendable invitarlos y cuándo no. Se trata de un proceso complejo en que a veces debemos luchar contra el instinto.
Hoy en día, las bodas son muy personales, sobre todo en países donde la situación económica es un factor importante a la hora de armar la lista de invitados. Sin embargo, pueden surgir dudas acerca de algunos invitados por compromiso, ya sea por el tipo de celebración, el presupuesto, los criterios no consensuados intrafamiliares o la relación no tan allegada. ¿Cómo resolver este dilema?
1. Elaborar varias listas
El primer paso es armar varios borradores considerando las prioridades de la pareja. Es importante que puedan trabajar juntos y tener opiniones más o menos encaminadas hacia un mismo objetivo. Si surgiera el dilema de los invitados por compromiso, deben charlar y debatir sobre cada caso en particular. Preparen dos listas principales, una con todos los invitados imprescindibles, familiares y amigos, y otra lista que comprenda dos grupos más, aquellas personas que podrían sumar opcionalmente y el segundo grupo de los invitados por compromiso que genera conflictos e incertidumbre.
2. Imposiciones sociales
A veces, la exigencia de convocar a personas no tan cercanas o invitados por compromiso pone énfasis en las imposiciones sociales o parentales que plantean la duda. Al ir definiendo la lista, deberán gestionar algunos invitados, ya sea porque no son tan allegados, son deseos y sugerencias de los padres, se trata de familiares conflictivos o amigos que pueden generar sorpresas. Incluso surgen dudas sobre las amistades de las redes sociales, que mezclan vida privada y negocios.
3. ¿Por qué resulta un tema difícil?
Es esencial que nos demos alternativas para aceptar una invitación o decidir a quién invitar. Sin embargo, todavía la ambivalencia rebota pesadamente y el instinto nos indica que debemos contentar a todos. Más que nada se trata de encontrar un equilibrio entre descubrir los deseos, estar con la familia y los amigos que amamos en un momento tan especial y encontrar los propios límites que nos harían sentir desbordados.
4. ¿Cuándo invitarlos y cuándo no?
En el trabajo previo, es probable que dividieran los grupos con marcas de colores para identificar a los invitados imprescindibles, los no tanto y los dudosos. Deben analizar cada caso en particular del segundo y tercer grupo. Quizá haya algunos invitados de los que no puedan prescindir por presiones familiares o sociales. Lo mejor es conservar la energía positiva, normalizar la situación e invitarlos. Otra decisión más democrática y que pueden extender a grupos más grandes, como vecinos o compañeros de trabajo, es convocarlos solo a la ceremonia religiosa con una participación de cortesía.
5. Formas para comunicarlo amablemente
Como las noticias del casamiento vuelan, muchas personas se sentirán convocadas a la celebración. Es aconsejable buscar la forma de comunicar con antelación por qué han decidido no invitarlas y, así, evitar las fricciones con palabras amables que todos entiendan y compartan. Un truco sencillo es hacerles sentir un alivio. Cuando la relación no es tan cercana, comprar el vestuario y el regalo es una buena inversión. Es el momento de plantearse las razones que darán:
- Es una cuestión de presupuesto.
- Es una boda pequeña.
- Celebran en una casa con espacio reducido.
- Les regalan la fiesta.
- El aforo está completo.
Luego de definir a quiénes invitan, ya estarán preparados para enviar las tarjetas de casamiento y comenzar a recibir las confirmaciones de asistencia. En esta fase, pueden incorporar a invitados que quedaron en lista de espera.