7 formas de romper con algunos rituales tradicionales de los casamientos
Muchos rituales de casamiento se modifican a medida que la sociedad cambia. El blanco del vestido de novia viene de la época victoriana y fue puntual hasta fines del siglo pasado. Hoy en día, los rituales de la novia conceden lugar a la ruptura.
En todas las culturas la novia es protagonista de las bodas. Por ello cuando hablamos de vestidos de novia, de los accesorios, del peinado de novia y del atuendo en general, no solo se trata de estética sino de algo cargado de simbolismo y tradición. Algunos conceptos se transforman y se imponen nuevas tendencias. El vestido de novia sencillo y blanco no deja de ser un favorito pero comparte protagónico con otros estilos. Aquí, los rituales del vestido que se van modificando.
1. El vestido blanco
Desde la boda de la reina Victoria, el vestido de novia comenzó a pensarse en blanco, asociado a la pureza y la virginidad. El vestido de novia con encaje, blanco, largo hasta los pies y con velo era la mejor representación de la novia. El atuendo se fue modificando tanto en concepto como en diseños. Las opciones son más amplias para todo tipo de mujer y hoy en día ya no nos sorprende tanto ver a una novia vestida con otro color, con un vestido de novia corto o un traje de dos piezas. El blanco tradicional deja paso a otros colores en vistas de un nuevo uso del vestido o de una personalidad más extrovertida o menos convencional.
2. El blanco romántico y simbólico
La reina Victoria también introdujo el velo de novia sobre su peinado recogido en dos moños bajos y causó sensación entre las mujeres de la época. El blanco celestial del velo se asociaba con lo puro y casto. En la actualidad, pocas mujeres dan relevancia a esta metáfora. Es parte de la tradición que se cae por su propio peso. Y es por esta razón que el blanco puro ya no es tan importante. Pero continúa cargando con un aura de nostalgia romántica y simbólica.
3. El símbolo del velo
Como sucede con el vestido, el velo es un accesorio muy ligado a la imagen de novia y al símbolo de la modestia y la obediencia. Existen otras razones para seguir eligiendo un velo, como el romanticismo o las tendencias, dado que hay variedad de estilos clásicos, románticos, elegantes o más eclécticos. Los velos largos son los más tradicionales para novias que apuestan por el estilo absoluto y clásico; los velos intermedios suelen ser más cómodos, y los velos cortos subrayan un estilo más descontracturado. Dicho esto, también agregamos que la opción de velo no es obligatoria. Muchas novias eligen solo el tocado como accesorio que armoniza con el estilo y el peinado semirecogido.
4. Las ligas
En otros tiempos la liga era un complemento más de las novias. Entre todas las tradiciones de casamientos, esta es la que va perdiendo fuerzas y tiende a desaparecer. Algunas novias aún conservan el ritual de la liga y apuestan por la continuidad, pero quizá incorporan un surtido de colores que reemplazan al azul y blanco característicos de la fidelidad y la pureza.
5. Lanzar el ramo
La amiga que ataje el ramo de novia será la próxima en casarse. ¿Será cierto? Es una tradición bastante arraigada pero se modifica un poco cuando las novias quieren preservar el ramo o entregárselo a una persona especial. En estas ocasiones el lanzamiento del ramo se reemplaza por un regalo para las amigas, puede ser un broche o entradas de cine por ejemplo.
6. Que el novio no vea a la novia
Este ritual viene de la época de los matrimonios concertados, cuando las parejas a veces no se conocían y los matrimonios eran arreglados entre las familias. De mitos y creencias antiguas, esta costumbre aún se lleva a cabo más bien por el carácter romántico y místico que no se quiere perder. Las emociones se intensifican a medida que llega el momento del encuentro, pero no quita que los novios puedan verse antes de la ceremonia y animarse a un “first look”.
7. La entrega en el altar
Esta tradición también viene del pasado y se va amoldando a los cambios sociales. El origen de la costumbre trata de cuando el padre entregaba a su hija como una “propiedad”, junto con la dote, al futuro esposo. Este ritual que se acomodó a la figura del padre o padrino no es la única forma de caminar hacia el altar. Otras personas del entorno cercano pueden asumir esta función, incluso la novia puede ingresar sola si se siente lo suficientemente confiada.
Aunque las bodas están en constante evolución, como las invitaciones de bodas, los centros de mesa y los souvenirs originales, sin dudas algunas tradiciones sobre el atuendo de la novia ya no tienen tanto peso pero no pierden la mística encantadora que les traspasa la propia cultura.