¿Qué es el "slow life" y cómo practicarlo en pareja?
¿Por qué tenemos tanta prisa en hacer las cosas?, ¿por qué corremos una carrera contra reloj? Tener un tiempo de ocio no significa ser improductivo. El arte de no hacer nada, descansar o disfrutar de la naturaleza trae numerosos beneficios.
Mientras el mundo sigue su carrera por el carril rápido, hay personas que comienzan a buscar la desaceleración de la vorágine cotidiana. Crear espacios propios, en contacto con la naturaleza, cuidando la alimentación, es un efecto que influye en el bienestar y en la planificación de cualquier actividad. Ser una persona slow es tomar el control de nuestras vidas, mediante el equilibrio y el derecho de llevar nuestros propios tiempos para vivir de forma más consciente. Claves de slow life.
1. La inmediatez de las cosas
La forma de vida acelerada trabaja en contra de la ecología, la biodiversidad, el turismo sustentable o la gastronomía local. La tecnología es una aliada en muchos sentidos, pero también debemos aceptar que ha alterado los ritmos naturales de la vida y el tiempo. Las crisis económicas o sanitarias tienen un profundo arraigo en la irrupción de la inmediatez y la velocidad como rasgos esenciales que pretendemos de todas las cosas.
2. La necesidad de urgencia
La vida profesional y personal está en un constante ajetreo. La cultura de la velocidad hace que nos olvidemos de disfrutar, de ser conscientes de los valores personales, de priorizar el bienestar, incluso de interactuar con nuestro entorno. La necesidad de urgencia, de inmediatez, no nos permite ver el agotamiento y la vorágine que produce en nuestras vidas ese correr constante contra reloj. En el caso de los novios, a la vida cotidiana se le aproxima un cambio profundo con el casamiento, que puede causar estrés y ansiedad.
3. ¿Qué es slow life?
Slow life es un movimiento que denuncia la prisa como el desencadenante de un estilo de vida acelerado. El tiempo se convierte es una paradoja de la aceleración, en vez de valorar la vida, hay una creencia obsesiva por ocupar cada espacio de tiempo, no desconectar del teléfono, estar en constante hiperactividad, sumidos a horarios, consumo, estímulos, agendas completas. Un estilo slow life nos devuelve un poco la tranquilidad, la pausa, la creatividad, la conexión con el placer y la alegría.
4. La clave es el balance
El desarrollo es símbolo de industrialización y avances tecnológicos. El mundo se alimenta de la velocidad. Hasta el más adepto al silencio y la tranquilidad puede no ser inmune a la hiperconexión actual. Abrazar el modo slow life no significa tener una vida perezosa o desconectada del mundo. La clave es el balance y el justo equilibrio para reacomodar los tiempos, sin saturar la agenda con actividades.
5. El antecedente: slow food
Uno de los antecedentes de la desaceleración es la filosofía slow food. Es recobrar el disfrute del ritual de la comida, que es un medio para vincularse con el otro y tejer lazos. La desconexión de otras obligaciones promueve un mayor acercamiento, y compartir momentos también hace a las personas más receptivas al mundo y la conciencia del ser. La alimentación sana es clave para alcanzar el bienestar.
6. La desaceleración
La velocidad no permite establecer contacto con el mundo. Todo se vuelve superficial. Desacelerar el ritmo de vida es un primer paso para practicar el slow life y entender algunas pautas para sentirnos bien y fuertes, plenos con la vida y la naturaleza, alcanzar un bienestar completo. Parece una utopía, pero podemos poner en marcha algunos cambios pequeños para lograr un acercamiento a ese ideal de bienestar físico y mental y llevar una vida más tranquila en pareja.
7. Buenas prácticas
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Tomar una pausa
Si la velocidad o la ansiedad por los objetivos se están apoderando de ustedes, tomen un descanso, hagan algunas respiraciones profundas y conscientes, y luego continúen con sus tareas.
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Apostar por una dieta sana
La buena nutrición es clave para sentirse bien. Las rutinas y los hábitos alimenticios son muy importantes para conseguir una dieta saludable. Prioricen los productos locales para su cocina.
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Conectar con la naturaleza
Disfruten de los paseos en la naturaleza, no solo en vacaciones. Los efectos de esa conexión mejoran el sistema inmunológico y reducen los niveles de ansiedad y exceso de energía.
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Hacer trabajos manuales
Trabajar con las manos ayuda a despejar la mente de presiones y estar abiertos a nuevas experiencias y posibilidades. El resultado final no es tan importante como pasar un rato diferente.
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Ordenar las prioridades
Es bueno preguntarse cada tanto cuán importante es completar algo en el mismo momento, responder mensajes o dormir con el teléfono prendido. Dormirán mejor si desconectan de las redes.
Hoy en día se incorporan conceptos como ciudades slow, turismo slow, sexo slow, lecturas slow. Estar abiertos a nuevos intereses, compartir ideas, romper con la rutina diaria son componentes que ayudan a alcanzar ese bienestar pleno que tanto anhelamos para desconectar de la velocidad y aquietar la mente.