Cuando buscábamos una estancia donde hacer nuestro casamiento, y con solo 60 personas, nos costaba encontrar alguien que quisiera hacerlo con tan poca gente. En La Paquita por lo general no hacen fiestas de noche, pero Lorena, su dueña, hizo una excepción. Teníamos dudas de si todo saldría bien, si haría frio, si habría bichos, si seria muy lejos, y la verdad no podíamos haber elegido mejor lugar. Fuimos dos veces a ver cómo haríamos todo, los encargados, Ariel y Claudia, siempre fueron muy amables y dejaron la estancia hermosa. Nos tocó un día soñado, un clima perfecto, cero bichos y todos nos dijeron cuánto les gustaba el lugar. Con algunos de los invitados dormimos allí, otros fueron al hotel Mercedes en el pueblo, y algunos pocos volvieron en remís. Cabe aclarar que nosotros organizamos todo y pedimos a todos los invitados respetar el lugar y cuidarlo mucho, ya que Lorena había confiado en nosotros y no queríamos decepcionarla. Al día siguiente usamos la pile y comimos la comida que quedó. Muchas gracias, Lorena, ¡fue un casamiento soñado! Y ahora le tenemos mucho cariño a La Paquita. ¡Vamos a volver!