El casamiento de Ariel y Yanina en Falda Del Carmen, Córdoba
De campo Verano Beige 4 profesionales
A&Y
16 Mar, 2019La crónica de nuestro casamiento
El dia comenzó un poco nublado, no había dormido en toda la noche (ansiedad mi segundo nombre) y cerca del medio dia empezó a llegar mi familia y mis mejores amigas. A las 13hs salimos para el salón (Alde de los Cocos), un camino un tanto complicado, porque estaban haciendo un tramo de la ruta nuevo y había que desviar un poco. Llegamos a la cabaña del salón con mi mamá, mi abuela y mis tres mejores amigas: Vane, María y Sabri. Allí nos estaban esperando Meli (maquilladora) y Ailén (Estilista) para producirnos a todas. Picamos unos salame y bondiola con una gaseosa (y digo picamos, pero ni me acuerdo si comí algo). Comenzaron produciendo a las demás y a mí me dejaron para el final. Todas me ayudaron a cambiarme y mientras tanto Jere (fotógrafo) nos sacaba fotos. Hubo un pequeño accidente (sino no sería yo), cuando me senté para ponerme la liga, se me descoció un ganchito que sostenía el final del cierre. Mi abu modista jubilada lo solucionó perfectamente. Fue muy gracioso, quedó para la historia.
Seguir leyendo »A las pocas horas llegó Ariel con su papá y el mio, para cambiarse. No sé que habrá pasado, pero después vi por fotos que estaba tomado fernet (como buen cordobés). Nosotras tomabamos vino blanco a pedido de mi amiga Sabri. Prácticamente me obligaban a tomar para que me relaje, porque estaba intentando comunicarme con el oficial del registrocivil y no lograba comunicarme... núnca logré comunicarme, pero llegó al lugar.
Se hicieron las 19 h y ya estaban todos esperando en la montaña, a donde haciamos el civil. Llegué a la pérgola del brazo de mi mamá y mi papá. Sonaba la hermosa melodia de "Té verde" de Cuentos Borgeanos, que hacía tiempo habíamos elegido. No vi a nadie, solo a él, que me miraba con una sonrisa preciosa, la misma que me enamoró hace 8 años. Llegamos hasta a donde estaba él, los testigos y el juez. Le di un pico y mi mamá le dijo "cuídamela", nos largamos a reir los dos.
La ceremonia fue normal... ni me acuerdo que dijo el juez ja, ja. Antes de firmar el acta, María leyó la historia de como nos conocimos con Ariel, hubo muchas risas y nostalgia. Luego, todos firmamos. Los testigos eran María y Mariano, los dos amigos que estaban presentes el día que nos conocimos, mi primo Nico y mi cuñada Romi. Firmamos y el juez nos despidió... entonces le dijimos bajito "faltan las alianzas"... ahí nos pidió disculpas y procedimos a colocarnos las alianzas, ninguno de los dos dijo nada... no se si de los nervios o qué, pero las palabras no salían.
Pasamos a la recepción, ya era de noche. Al frente de la pileta iluminada y con las sierras de fondo, bailamos Zamba y Acuarela de Raly Barrionuevo. Habíamos ensayado por 3 meses en el comedor de casa, una profe nos enseño (parecía que nunca nos iba a salir). En fin, bailamos, salió divino y nos aplaudieron mucho. Eso fue en reemplazo del vals.
Luego pasamos al salón, donde comenzaron a comer la entrada, unas casuelas de pollo al disco, goulash y humita, además de los fiambres. Mientras la gente comia nos escapamos a sacarnos unas fotos.
Luego se abrió la cava de vinos, habiamos comprado unos vinos recomendados por Nacho (el novio de mi amiga Vane), un genio, todos quedaron maravillados con lo ricos que eran. Al cabo de un rato, nos indicaron que hagamos pasar a los invitados al salón para comer el plato principal. Todos comieron y bebieron muy bien. En el transcurso de la cena, pasaron el video que nos había hecho Marilú, una amiga de Ariel, con la que estuvimos desde el otoño anterior sacando fotos. Quedó hermoso.
Terminada la cena, pasamos a la pista a sacarnos un par de fotos...¡ y al fin la fiesta! Empezó a sonar la lista de temas que le habíamos pasado al Dj. Había sido producto de una encuesta por Google, a todos les copó la idea. Empezamos a bailar fuerte y a tomar cerveza artesanal, cuando de repente veo que se había largado a llover como si no hubiera mañana.
Tireéel ramo, Ariel tiró un salame de goma espuma que había hecho para eso, el que lo atrapaba se llevaba uno de verdad. Pasó la mesa dulce (yo ni la vi), largaron una tanda de cotillón, otra tanda de cotillón y se hicieron las 3 a. m., cuando se suponía que terminaba. Lo estiramos hasta las 4.... ¡ya fue! Y nos hubieramos quedado hasta el amanecer, pero nos cortaron la música.
Fue como un sueño.
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