El casamiento de Dario y Gisella en Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba
De noche Otoño Azul 2 profesionales
D&G
14 Abr, 2018La crónica de nuestro casamiento
¡Súper genial! El catering se pasó de bueno, con un wending planer que estaba en todos los detalles. La comida fabulosa, había de todo y lo que pedías lo traían. Ni hablar de la decoración, todos los detalles hermosos. Comimos hasta reventar, bailamos hasta que no pudimos más y los más importante: vivimos una noche única.
Si tengo que detallar desde el comienzo del día: nos levantamos medios dormidos y tarde porque el día anterior hicimos una previa de casamientos con amigos. Luego de levantarnos mi marido se fue con su familia a preparase y yo aún no había terminado el vestido. Después de hacerme las uñas en la pelu seguí con el bordado de mi vestido, mientras tomaba mate con mis mejores amigas, creo que estaban más nerviosas que yo.
Mi papá se durmió, así que llegué tarde a maquillarme y hacerme el peinado. Llegué una hora y media más tarde a la ceremonia, me odiaron. Mientras peinaban a mi amiga seguía terminando los detalles del vestido. Sí, lo admito, soy de terror, una hora antes terminando de cocer. Yo no me hacía problemas, total no iban a arrancar la fiesta sin mí, por eso estaba tranquila.
Seguir leyendo »Llegué a la ceremonia que fue hecha en el mismo salón de fiestas y ahí estaban todos los invitados, ya un poco ebrios por mi tardanza. Y llegó el momento de la ceremonia y las emociones corrían por todos, hasta la gente lloraba. La entrada fue con un desfile de damas de honor del brazo de los padrinos, después mi sobrinita con los anillos, mi hermanito con un cartel y yo con mi papá.
Dijimos “sí” y arrancó la lluvia de arroz y de ahí arrancó la fiesta de sabores. Comimos hasta reventar. Sacamos fotos típicas, la fotógrafa no me dejaba ni comer de las fotos que quería sacar. Bailamos un vals no tradicional, uno de Disney: “Una vez en diciembre” de la película de Anastasia, coreografiado y con trucos en el aire. Salió lindo, nos ganamos el aplauso de la gente.
Y arrancó la fiesta y bailaron hasta que se les gastaron los zapatos. En un momento de la noche, tipo tres de la mañana, cortaron y sacaron el maldito cachengue, esa cumbia y cuarteto horrible que ya no sabía cómo disimular que no me gustaba y arrancamos con lo bueno: la electrónica hasta las 12 del mediodía. El resto no lo puedo contar porque no me acuerdo.
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