El casamiento de Diego y Romina en Mendoza, Mendoza
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D&R
25 Feb, 2017La crónica de nuestro casamiento
A casi un año de uno de los días más lindos de nuestra relación, me dispongo a escribir lo que recuerdo. Esa semana estaba pronosticada la peor tormenta en la ciudad de Mendoza. Literalmente, salían noticias en los diarios que decían que los que pudieran se escaparan de la provincia porque iba a ser un diluvio terrible, con cortes de luz, de agua etc. ¡Imaginen los nervios y la angustia que tenía, revisaba el pronóstico a cada hora prácticamente! Por suerte, nos casamos un sábado, y el dia viernes cayó ese terrible diluvio. Las calles inundadas, cortes de luz, arboles caídos, vientos fuertísimos, etc. Al día siguiente, amaneció nublado y una humedad de aquellas, ¡pero sin lluvia! Solo lloviznó un momento, en la tarde y antes de realizar la ceremonia civil, ¡pero no opacó nada!
Yo me cambié en una habitación de hotel donde íbamos a pasar la noche de bodas, que me regaló una de mis amigas, y mi pareja también se cambió en una habitación de otro hotel que le regaló su padrino de bodas (¡y que él utilizó con su mujer luego de la fiesta, buen regalo!). Eso me pareció lindo, porque los dos estábamos relajados en un ambiente que otro tuvo que limpiar y ordenar, con gente que nos acompañaba. Ambos tuvimos un fotógrafo que registrara el momento en que nos cambiamos y la previa y esas fotos estuvieron re lindas. Cada uno, de sorpresa, le hizo un regalo al otro. Yo le mandé un reloj por intermedio del padrino de bodas, y mi marido también lo mando a él a que me llevara un dije y unos aros divinos, los dos con una carta, y fue un momento hermoso. Yo estuve en el hotel con mis damas de honor y mi mamá. Luego ellas se fueron a ordenar unas cosas de decoración al salón, y me quedé con mi peluquero que me ayudó a terminar de cambiarme y el fotógrafo. Tomamos unas fotos, me buscó mi papá, y nos fuimos al salón donde íbamos a hacer el civil. Apenas llegué, nos quedamos con mi papá en el auto, los mozos me trajeron algo de comer y de tomar porque no daba más y salí para hacer el civil.
Seguir leyendo »Estuvo muy lindo, salvo la oficial que era bastante mala onda, pero nosotros lo disfrutamos igual. No me casé por iglesia porque no soy muy religiosa y mi marido tampoco, por lo que preferimos obviarlo. Al terminar la ceremonia civil, tomé el micrófono y dije unas palabras agradeciendo a todos nuestros amigos y familiares más cercanos lo que habían hecho por nosotros, porque la verdad que un casamiento no se hace de a dos, ¡sino de a muchos que nos ayudan hasta con pequeñas cosas!
Después de eso, nos dispusimos a comer y a saludar un ratito a todos. Como siempre dicen es verdad, ¡casi no tenés tiempo de comer nada porque andas de un lado a otro! Después hicimos la entrada al salón, con “No Podrás” de Cristian Castro, nosotros dos y varios de nuestros amigos, todos saltando y bailando, ¡estuvo muy divertido! Nos sentamos, cenamos el plato principal, salimos a sacarnos algunas fotos los dos solos y luego empezó la fiesta, ¡se pasa rapidísimo! Yo había hecho unos vasos para mis amigas que decían "equipo de la novia" y el mío que decía novia (que perdí antes de terminar la fiesta). El cotillón habíamos planeado que cada invitado tuviera una bolsa con un gorro, algo de color led y algún antifaz, al final fue un lio porque mi mamá era la encargada, se descompuso y tuvimos que repartirlo nosotros, las bolsas no alcanzaron así que pasó justo lo que no queríamos que pasara, había gente con mil cosas y otros que no tenían nada... pero bueno. Habíamos hecho unos marcos con fotos de nosotros, con cada uno de los invitados en algún momento de nuestra vida, y pusimos un cartel que decía gracias por ser parte de nuestras vidas. Estaban agarrados con brochecitos así que los podían llevar, fue un detalle lindo para agradecerles haber ido. Los souvenirs eran plantitas que hizo mi mamá. Las barnizamos, pero quedaron horribles las macetas, no sé por qué. Y bueno, se cortó la luz en dos oportunidades (por el tema del diluvio estuvieron todo el día sin luz), por suerte el salón tenía generadores y la gente le puso mucha onda.
Lo único después me di cuenta que hubo gente con la que ni siquiera bailé o pasé mucho rato, si lo hiciéramos de nuevo prestaríamos más atención a eso, ¡o a comer! Y sepan que siempre va a haber imprevistos, pero lo importante de un casamiento es la onda que tengan los novios, ¡eso levanta cualquier fiesta!
Espero que disfruten lo que más puedan cada momento porque es inolvidable, es un gasto de plata para muchos, ¡pero sin duda lo volveríamos a hacer!
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