El casamiento de Fabian y Heidi en Caballito, Capital Federal
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F&H
25 Oct, 2014La crónica de nuestro casamiento
Los preparativos fueron hechos con calma, con tiempo. No enloquecer con la boda y disfrutarlo fue nuestra consigna. Todo a nuestro modo, sin consultarle nada a nadie.
Nos cambiamos en la iglesia, ya que vivimos a una hora de allí y no queríamos llegar arrugados. Así que esa mañana la dejamos a nuestra Golden Retriever en la guardería en donde pasaría el fin de semana, y al mediodía partimos hacia la iglesia. Fue una ceremonia temprano por la tarde y decidimos ir con nuestro auto. Manejó Fabian y fue muy lindo no depender de nadie, ni complicar a nadie, ni hacer un gasto innecesario. Le pegamos en la luneta un cartel que decía Recién Casados, y la gente nos tocaba bocina y nos saludaba.
En la iglesia hay una residencia con todas las comodidades así que nos cambiamos en cuartos separados. Allí cité a mi maquilladora y a mí peinadora, y ellas hicieron su magia mientras Fabian decoraba la iglesia con unos farolitos de vidrio que había armado yo. Con el vestido me ayudó una amiga, pero nada de nervios tenía yo. Estaba absolutamente feliz y tranquila.
Seguir leyendo »Como la tradición protestante lo permite, entramos juntos a la iglesia, así que la fotógrafa inmortalizó el momento en el que nos vimos ya listos para la ceremonia. Y los nervios comenzaron cuando sonó la música y entraron las nenas que nos hicieron el cortejo. Nos tomamos fuerte de la mano, y dijimos "Vamos" fue muy divertido. La ceremonia fue muy emotiva y especial gracias a nuestro Pastor Sergio de la Iglesia Dinamarquesa. En un momento le pidió a los presentes si nos querían decir algo, y comenzaron a ponerse de pie y a decirnos cosas muy conmovedoras. Ahí asomaron los lagrimones que veníamos aguantando. Y también durante la ceremonia cantó nuestro amigo Pablo que viajó especialmente de Los Ángeles y fue impresionante.
Al terminar y saludar fuera de la iglesia invitamos a la gente a pasar al salón de la iglesia, pero nosotros nos escapamos con la fotógrafa para hacer una sesión de fotos en los jardines de la casona en donde pasaríamos la noche, ya que la idea era llegar al salón antes que los invitados. No quisimos hacer una entrada especial para no perdernos de nada. La fiesta fue en el Club de Remeros Escandinavos en el Tigre, y para llegar había que cruzar el río en lancha, lo que le dio un toque divertido y diferente.
Recibimos a los invitados al atardecer en el deck de madera que da al río. Fue mágico. Pudimos disfrutar de la exquisita comida de la recepción, y a las 9 ya estábamos cenando. Nada de cenar a la medianoche. Los invitados eran pocos para poder disfrutar de todos. Nuestros amigos más cercanos y los familiares con los que realmente mantenemos un vínculo. Nada de compromisos.
Hubo baile, vals, bailes tradicionales daneses, trencitos, y un show de humor con el que nos reímos a carcajadas.
A medida que la gente se iba yendo los íbamos despidiendo y nos fuimos a la casona antigua a pasar la noche de bodas. Y como todavía era temprano, todavía teníamos energía para disfrutarnos a nosotros. Fue un día inolvidable, y volvería a hacerlo exactamente de la misma manera.
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