El casamiento de Facundo y Camila en San Telmo, Capital Federal
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22 Abr, 2023La crónica de nuestro casamiento
Organizar un casamiento, siendo una novia con ansiedad, es una tarea muy difícil. Con gusto puedo decir que no querría volver a pasar por algo así, pero más o menos fue de la siguiente forma.
Nos casamos de día, así que todos los preparativos de último momento se hicieron la tarde anterior (el mismo día del civil, como para agregarle un toque más de estrés mágico). Esa noche me quedé a dormir en casa mí de mamá, y Facu en el alojamiento con su familia.
Sin importar cuánto intentara, todo me generaba nervios: el vestido, el peinado, el maquillaje, la hora de tomar el coche hasta la iglesia. De más está decir que no pude pegar el ojo. Aun así, a las 7 de la mañana sonó el despertador e iniciamos el protocolo de preparación.
Entrar en el vestido fue lo más fácil. El peinado corría por mi cuenta y para eso preparé mi pelo -molestamente lacio- con un puñado de trenzas para generar una textura manejable y poder lograr el peinado soñado. ¡Increíblemente lo logré! no me tenía fe, debo decir.
Seguir leyendo »Con una taza de té y unas galletitas de agua al alcance de la mano, preparamos la mesa con el despliegue de maquillaje y, mi hermana, nuestra gran salvadora, se encargó de ponerme capa tras capa de productos cuyo nombre realmente no recuerdo.
No soy una persona muy afín al maquillaje, así le pedí simpleza, ante todo. Y por supuesto mi hermana no decepcionó. Me dejó más hermosa de lo que podría haber estado de haberlo hecho yo misma.
Cerca de las 9 de la mañana los nervios fueron in crescendo por parte de mi mamá y me contagió rápidamente, pero para ahorrarles la lectura: terminamos a tiempo y nos quedamos sentadas en silencio.
Mi mamá y su marido partieron a la iglesia, cómodamente localizada a 3 cuadras del depto, dejándonos solas con la dulce espera. La idea era simple, nos pedimos un taxi por una app, caemos en la iglesia antes de que arranque a las 11hs, y ahí me esperaría mi papá para entrar. La ejecución no fue así de simple. Los taxis tardaban demasiado y optamos por tomar uno en la calle. “Puede fallar”, dijo Tusam.
Con un ataque de histeria y miedo de ensuciar el vestido, llegamos a la Parroquia de San Telmo justo a tiempo (y con tiempo de sobra). Papá estaba en la puerta y Facundo estaba entrando junto con su mamá, seguido por nuestros sobrinos con los anillos.
La mejor parte es la que siguió, cuando nos paramos en la entrada y empezó a sonar la música por la que tanto peleé en la iglesia: A Flower Blooming in The Slums (Final Fantasy VII Crisis Core).No voy a detallar tanto la ceremonia religiosa porque no me generó nada, fue simple, rápida, con una sola lectura, y el tema de Star Wars: A New Hope como himno de salida.Ya afuera y con el sol calcinando nuestras retinas, nos recibieron con una lluvia de burbujas que la verdad agregaron un toque hermoso.... a mi vestido.El fotógrafo (Manuel Ruiz) se encargó de captar cada momento y, lamentablemente, un par de ojos cerrados por mi parte.Después de que nos echaran (sí, echaran) de la iglesia, Manuel nos llevó a sacar unas fotos por el barrio de San Telmo mientras los invitados hacían el importante tramo de una cuadra hasta el restaurante Il Sorpasso, para empezar a comer todas las cosas ricas que yo me perdí.Ingresamos luego de la sesión fotográfica de la mano de Héroes de David Bowie y nos unimos a los invitados para comer parte de la recepción. Sí, nada de vals.Tenían a su disposición unos cartelitos genéricos de fiesta para sacarse fotos, y un libro de firmas que luego fue destrozado por los más pequeños.
Puedo decir que nuestra fiesta nos reflejó en todo sentido: simpleza, mucha comida, bebida sin freno, música otaku, y muñequitos Playmobil en la torta. Así somos nosotros.
El restaurante cuenta además con Robbie como DJ, una persona super amable que atiende a todos los pedidos de los novios caprichosos. La música que le pedimos es la música que pasó. Después de la primera tanda de baile, la más tranquila debo decir, fue la hora de comer.
Me decepciona admitir que comí menos de lo que pensaba que haría, pero creo que al menos en el papel de novia nerviosa... era de esperarse. Todos los invitados hablaron muy bien tanto del servicio de catering como el de barra libre de Il Sorpasso, y creo que es eso super destacable a la hora de un casamiento. La gente quiere morfar y tomar, es así.
El lugar también cuenta con un atractivo importante y es un patio interno precioso rodeado de enredaderas y una casona que lo acobija con un balcón ideal para tirar el ramo o hacer una foto grupal.
Hicimos la ceremonia de la torta, con unas palabras por parte de amigos y familiares, y ahí tengo que mencionar a Mariela Ñam Ñam con una torta hermosa, delicada y riquísima.
Aprovechamos el momento para hacer también la tirada de ramo. Las flores las
compré en una casa de decoración porque buscaba unas específicas (lirios blancos, como tiene Aeris en su iglesia) y temía que no estuvieran abiertos si compraba las naturales.
También fuimos a sacarnos más fotos a la antigua y preciosa casona que está pegada al restaurante y que cuenta con un salón donde también se pueden hacer eventos.Mientras nos servían la torta empezó a armarse el carnaval carioca, donde además del típico cotillón de cumpleaños, optamos por darle un toque original contratando a Celebrities Props, porque, ¿qué más gracioso que bailar con la cara de Messi o de Alf? La verdad que fue un éxito y fue la tanda de baile donde más gente se copó (pero claro después de tanta barra libre, hasta mi abuela metió unos prohibidos). Por suerte mis sandalias de Marta Sixto fueron lo suficientemente cómodas (¡y baratas!) como para no tener que sacármelas.Para coronar la fiesta presentaron la mesa dulce que contratamos de Maru Botana. Tortas enteras, poderosas y riquísimas, y me sorprende decir que sobró menos de lo que esperaba.
Seamos sinceras, la gente tiene mucha expectativa por la mesa dulce y para nosotros eso era super importante, creo que fue en lo que más invertimos.Con una porción de torta en una mano y un café mega fuerte (soy débil) en la otra, nos quedamos en el patio disfrutando de la hermosa tarde que nos tocó, hablando con la familia y los amigos, sacándonos fotos y elogiándonos mutuamente.
¡Siendo colgados por naturaleza, nos dimos cuenta tarde que nunca hicimos las fotos de cada mesa! Así que simplemente sacamos una foto grupal de todos los presentes, sacada desde el balcón.Y entonces dieron las 6 de la tarde, la gente empezaba a partir y los mozos lentamente retiraban las cosas de la mesa. A medida que el sol se preparaba para ocultarse, también nosotros nos preparamos para salir.La gente de Il Sorpasso se encargó de dejarnos preparado todo lo que habíamos llevado (salvo dos chops que mi mamá tiene que ir a buscar) y los restos de torta que guardaron en sus respectivas cajas.Silvana, la dueña del lugar, podrá tener una personalidad imponente, pero francamente ayudó a que fuera un día perfecto.Así pues, con el vestido medio subido para no pisarlo, y el peinado ya queriendo liberarse, caminé las pocas cuadras que me separaban del departamento de mi mamá, cargando cajas y bolsas, lista para ponerme ropa de calle y empezar la vida de casada.
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