El casamiento de Fernando y Natalia en Caballito, Capital Federal
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F&N
24 Nov, 2017La crónica de nuestro casamiento
Acá va mi relato de nuestro gran día, que en realidad se dividió en dos. El 22 de noviembre con la ceremonia civil y el 24 con la ceremonia en la iglesia y la fiesta.
Debo decir que el civil fue mucho menos maratónico que la iglesia y la fiesta, pero disfrutamos los dos días a full. El 22 me levanté temprano para prepararme, me peiné y maquillé yo misma, estoy muy contenta con los resultados. Y también para recibir mi ramo, hecho por Silvina para Floripondio. No tengo más que agradecimiento por su trabajo, tanto para el civil, el ramo para la iglesia y la decoración de la iglesia en sí, lo van a ver en fotos, hermosísimo. Cumplió y superó las expectativas, con el producto, con la entrega, el precio relacionado con la calidad excelente.
Así que con mucha tranquilidad nos preparamos en casa con mi marido, nos tomamos un taxi y llegamos a la Comuna 12 para la ceremonia, a tiempo. Ya había algunos invitados, después llegaron los demás y los testigos. Éramos pocos, 8 invitados y nosotros, pero la ceremonia estuvo preciosa. La jueza habló muy bien, nos hizo hablar a nosotros y a los testigos, enfatizó el tema de elegirse día a día. Dimos nuestro consentimiento y nos convertimos legalmente en marido y mujer. Y también nos dejó decirnos algo intercambiando los anillos.
Seguir leyendo »Al salir nos bañaron en arroz con corazoncitos, que había preparado yo en sobres y luego nos fuimos a almorzar a una parrilla para festejar. Fue algo íntimo, simple, con mucho amor como lo habíamos soñado.
Nos quedó el 23 “libre” para terminar varias cositas que nos faltaban para la fiesta: cuadro de fotos, unos detalles de nuestros centros de mesa, unos souvenires. Y embalar todo en cajas, llevarlo al saló, con esa lluvia. Yo me fui a hacer las manos a la tarde. Nos dormimos a la madrugada terminando de preparar algunas cositas para el día siguiente.
El 24 nos despertamos con todas las ganas de registrarnos en el hotel que está en la esquina del salón. Se los super recomiendo, Tango de Mayo Hotel, en Av de Mayo y San José. Excelente por donde lo miren, ambientación, atención, las habitaciones un lujo, el restaurant riquísimo y con menús de $250, lástima que abre de lunes a viernes. Una terraza divina, con bar que funciona martes, jueves y viernes. El desayuno completísimo. Hicimos una parada en el hotel donde estaba alojada la familia de Fernando, a la vuelta de la iglesia, ya que él se preparaba ahí con ellos, así que les dejamos su smoking, aprovechamos para saludarlos. Habían llegado el día anterior, pero con las corridas de último momento no los habíamos visto aun.
Dejamos todo en el hotel, Fernando esperó que hubiese alguien en el salón para llevar lo que faltaba y yo volví a casa de mi mamá para hacer el segundo viaje del día llevando mi vestido, ramo, unas bandejas de souvenir, las ropas de mis papas y a ellos también. O sea, me hice dos viajes desde Villa Urquiza al centro ese día, una locura. Con Av. De Mayo y aledaños cortados por una manifestación. Pero igualmente llegamos tipo cinco y media de la tarde al hotel, me instalé en la habitación con mi mamá y mi papá, y ahí si nos relajamos todos (Fernando ya se había ido con su familia a prepararse tranquilo con ellos). Después fueron llegando los chicos de foto y video (Del Monte Estudio, se los super recomiendo también, son lo más profesional que he visto). La maquilladora, Romina Nardelli make up, otra genia, hizo un trabajo espectacular, me duró el maquillaje toda la noche. Y la peinadora, Vanina, para Xigma, que es la peluquería a donde voy siempre. Entre todos nos divertimos muchísimo, las chicas trabajaron juntas con mi pelo y mi carita, me hicieron reír mucho. A los chicos de fotos casi ni los noté mientras trabajaban, así de profesionales son.
Cuando terminaron conmigo, nos fuimos vistiendo por turnos, mi papá, mi mamá y yo, ¡toda una historia abotonar el vestido! Pero el auto ya me estaba esperando y llegué a la iglesia acompañada de mi papa a las 21.15 en punto, más puntual imposible. Me esperaba mi mamá, mi prima y unas amigas en la puerta, yo estaba super emocionada, pero gracias a la compañía de mi papá, super tranquila. Me dieron nervios cuando se abrió la puerta de la iglesia y vi a toda la gente y a Fernando en el altar, me emocioné, pero no lloré. ¡Estaba simplemente feliz!
La ceremonia fue muy linda, recuerdo todo lo que dijo el sacerdote, que hablo del amor, del día a día, del compromiso. De las tías de Fer y de mi prima que leyeron la lectura y las intenciones. De lo lindo que estaba mi marido. De mi papa y mi suegra al lado nuestro. De la música. Salió todo perfecto. Salvo que a veces me pisaba mi vestido, hasta que le agarré la mano para caminar sin tropezarme. Nos saludaron todos en el atrio y de ahí si, nos relajamos totalmente y ¡partimos a la fiesta!
Fue una noche de sueño hecho realidad, en serio, fue todo lo que habíamos soñado y más. El lugar es increíble, Palacio Barolo te transporta a otra época, a otro mundo, nos sacamos fotos en la galería, en las escaleras, en los ascensores, en las galerías de la cúpula. Tengo solo una foto de muestra que es la que les comparto, pero imagino que el resto debe ser igual o mejor, no me aguanto hasta enero que nos entregan todo.
Después participamos un ratito de la recepción, seguimos saludando gente, todos estaban contentos, impactados por el lugar, felices con nuestro amor. Elogiaron la comida desde la recepción hasta la pizza del fin de fiesta. Ahí nos robaron un ratito para hacer la entrada oficial a la fiesta al ritmo de “It’s oh so quiet” de Bijork, que enganchó luego con nuestros dos valses, un vals chilote, del sur de Chile y Desde el Alma, tango vals.
De ahí, ya seguimos con una tanda de baile cortita, comimos, más bailes (típicos, cueca chilena y tango), postre, banda de jazz, coreo con mis amigas de danzas, brindis, torta, ramo, cintas, whisky, mesa dulce, carnaval carioca años 20, barra libre toda la noche. Son solo palabras, pero les juro que fue un disfrute constante.
El salón tiene dos sectores, el de las mesas y la pista de baile, realmente muy bien diagramado para quienes quieren bailar toda la noche, la pista alcanza y sobra, y quienes quieren quedarse sentados charlando en las mesas, tienen música de fondo, pero no aturde.
Aquí un gracias gigante para la gente del Barolo, desde Carolina y Leticia dirigiendo el evento, no dejan pasar ni un detalle, hasta el DJ Fernando que musicalizo nuestra noche a pedido, los mozos que no dejaban una copa vacía, nuestro mozo personal, Alejandro, un genio de la vida, nos seguía por toda la fiesta, con una copa o un plato en la mano, jamás nos dejó sin comida o bebida, nos buscaba para que estemos juntos. Los chicos de la barra, super simpáticos. Todos hicieron posible nuestra noche soñada. Todo el mundo nos felicitó, se divirtió, alabaron el lugar, la comida, la organización, los mozos se llevaron propina super merecida, estaban fascinados con los detalles que habíamos preparado para ellos.
Haciendo recuento, armamos demasiadas cosas: los kits de baño, parte del cotillón, los souvenires, el ramo, las cintas, los centros de mesa, los kits antiresaca (fueron un furor), las bolsas de entretenimiento para los niños, el cuadro para las fotos, los props, seleccionamos música todo el año, el video con fotos nuestras en la recepción, las fotos para el calendario / libro de firmas, las cartas de póker sitiales de mesa. No me arrepiento de nada de todo lo que hicimos, porque fue una satisfacción armar nuestro día a gusto y medida. Y el resultado fue más de lo esperado, fue una noche feliz para todos y quedara como uno de los mejores recuerdos de nuestra vida, para siempre.
Disfruten mucho todo, los preparativos, la previa y, sobre todo, su gran día. Es cierto que se pasa rápido, pero si uno se pone en modalidad disfrute, cada minuto cuenta. Nos prometimos con mi marido dejar de mirar detalles y preparativos en el momento que nos empezamos a preparar para la ceremonia de la iglesia y así fue, nos dejamos llevar por la felicidad de cada momento y es el día de hoy, después de nuestra luna de miel en Bariloche, que seguimos rememorando el día de nuestro casamiento con una sonrisa enorme y con mucho amor.
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