El casamiento de Flavio y Lilian en La Plata, Buenos Aires

La crónica de nuestro casamiento

El día empezó bien tempranito. A las 8 am Flavio me alcanzó a la casa de sus papás donde me iba a preparar junto con mi suegra y hermana. El getting ready no tardó en comenzar. Mientras que Flavio llevó el auto al lavadero, desayunó y esperó alrededor de las 10:30 para cambiarse y estar listo en 5 minutos. Por un error en los cálculos del horario, estuve lista media hora tarde, y mi suegra se retrasó conmigo porque era ella la que sabía cómo abotonar el vestido, ella iba con el novio. O sea, Flavio llegó una hora tarde a la iglesia y yo llegué detrás de él, con media hora de retraso a la hora pactada. El error fue porque teníamos una hora de viaje hasta La Plata. Y era horario escolar. Para morirse. Los nervios aumentaban segundo a segundo.

Llegamos. Mis pajecitos nunca llegaron, así que entré directamente. Desde ahí, fue todo un sueño. Con algunos pequeños detalles que cambiaría si pudiera ser todo perfecto, pero ahí, en la perfección imperfecta también está el encanto.

Habíamos calculado amplio horario entre la ceremonia y la fiesta, teníamos que volver a Berazategui y podían surgir inconvenientes como el retraso de los novios. Así que vino genial el horario, nadie se perdió la recepción, que estuvo de 10. Aunque solo pude apreciar con la vista, porque no tuve tiempo de comer nada.