El casamiento de Florencia y Esteban en Luján, Buenos Aires

La crónica de nuestro casamiento

Al principio muchísimos, pero muchísimos nervios, tanto porque veíamos que no paraba de llover, y porque las horas pasaban y no paraba, hasta que nos dijimos a nosotros mismos: “la lluvia es bendición”. Un año esperando este momento y ya está, estábamos ahí y la lluvia no nos iba a opacar nuestro gran día.

¡Pasaron las horas y el momento llegó! Me cambié, cambié a mis hijos y nos dirigimos a la basílica junto con las madrinas a esperar a mí esposa. La verdad, cuando la vi entrar no entendía nada, me había quedado boquiabierto, hermosa la reina que ingresaba derecho al altar. Fue como sentir que estaba en el cielo, todos los sentimientos juntos creando felicidad, ternura y ansias. Hermosa mí mujer ingresando al altar. La miré a los ojos y lo único que pude decir fue “te amo”, porqué decía más y rompía en llanto de felicidad.

Luego de la ceremonia nos dirigimos a la quinta y otra sorpresa más hermosa en la quinta, ahí estaban todos nuestros seres queridos esperando a ingresar. Mi tía lloraba, mis primas, todos. Se había casado el primo, el amigo, el sobrino, que al fin asentó cabeza. Y yo chocho de la vida, y aún lo sigo.