El casamiento de Ignacio y Florencia en Caballito, Capital Federal

Al momento de los anillos yo tenía una sorpresa, y era un tatuaje con la fecha de ese mismo día para conmemorar por siempre este recuerdo (estaba muy segura de que me iba a decir: “sí, acepto”). La cara de él fue perfecta, algo que guardaré en ni corazón, además muchos de los presentes ya sabían de mí tatuaje, y todos esperábamos que el novio se diera cuenta y ver cómo reaccionaba.

Creo que nos sacamos más fotos que nunca en la historia, ¡y eso que amamos las fotos! La salida y todos tirándonos confeti con forma de corazón fue algo super divertido y esperado, ya no estábamos nerviosos, pero yo me sentía en una nube, me costaba creer que pudiera estar más feliz.

De allí nos fuimos a una recepción en un restaurante que nos dejó decorar las mesas a nuestra manera, y para mí eso fue super importante, ya que siempre estoy pendiente de hasta el más mínimo detalle, y que por más que fuera un restaurante y no un salón de eventos, yo quería que tuviera nuestro toque. Terminamos el gran día en un hotel por Puerto Madero (regalo de la familia) y despertar al día siguiente, desayunar juntos y llegar a nuestra casa fue algo que disfrute mucho, muchísimo. Me sentía plena no podía dejar de sonreír mientras íbamos cantando en el auto de regreso a nuestro hogar. Para mí fue perfecto, era lo que había estado planeando desde hace mucho tiempo y me sentí muy feliz de que todo saliera cómo nosotros teníamos pensado y estipulado.