El casamiento de Jime y Eze en Mendoza, Mendoza
De noche Verano Azul 4 profesionales
J&E
11 Feb, 2017La crónica de nuestro casamiento
El 12 de enero del 2016, en nuestro cuarto aniversario de novios Eze me pidió casamiento. La fecha elegida fue 11 de febrero del 2017, el lugar Mendoza. Aunque fue difícil organizar tantas cosas a la distancia, todo funcionó gracias a todos los amigos y familia que nos ayudaban, y fueron nuestros ojos y oídos en muchas decisiones importantes.
El civil, por otro lado, elegimos hacerlo en BsAs. Y de esa forma poder compartirlo con todos aquellos que no podían viajar, como compañeros de trabajo, amigos y familia.
El domingo 5 de febrero por la noche, muy tarde, llegaron desde Mendoza mis hermanos, padres y mi gran amiga y testigo, Roxi. Porque al otro día era nuestro civil.
El día del civil arrancó muy temprano. Aprovechamos la presencia de mi papá y mis hermanos para terminar algunas instalaciones en nuestra nueva casa. Al medio día Eze se fue a la casa de sus papás a preparase para la ceremonia y yo me quedé ahí. Quedamos en encontrarnos, directamente, en el Registro Civil.
Seguir leyendo »La ceremonia fue hermosa. Nos acompañó mucha gente. Las palabras de todos fueron hermosas. Se notaba la alegría de todos. Para celebrar habíamos reservado en Milion, a pocas cuadras, para brindar con todos los que nos habían acompañado. Ahí nos quedamos por largas horas, nos divertimos mucho.
El martes 7 de febrero, cargamos en el auto vestido y traje, un bolso con ropa de verano, dos mochilas con ropa de invierno para nuestra Luna de Miel, y por supuesto al perro. Así salimos rumbo a Mendoza.
Los días previos a la fiesta tienen muchas cosas. Nervios, problemas y muchas alegrías. Fueron días de pruebas de vestido, tramites, cocina, manualidades, y juntadas con toda la familia.
El jueves previo al GD organizamos una reunión familiar, ya que dada la relación a distancia nuestras familias no se conocían mucho, fue como una "Despedida de Solteros Mixta", con chistes, anécdotas y canciones.
Y al fin llegó el día, sábado 11 de febrero. Ese día Mendoza estaba hermosa, por la noche había nevado en alta montaña, el cielo estaba despejado y se podía ver la Cordillera de los Andes blanca.
Nos despertamos bien temprano y todos, excepto mi mamá y yo, partieron al salón a armar el decorado y ultimar detalles. Una amiga de mi mamá nos pasó a buscar por casa para llevarnos al Hotel del Arena Maipú donde me prepararía para la ceremonia.
En el Hotel, acomodamos los vestidos y zapatos de todas, mis hermanas, mi mamá y yo y bajamos al restaurant a almorzar. En el transcurso del día fueron llegando peluquero, maquilladora, fotógrafo, y el ramo. Todo fue perfecto, parecía cronometrado, a las 16.30 estamos las cinco peinadas, maquilladas y vestidas.
Las emociones comenzaron con la llegada de mi papá al hotel, nuestro encuentro fue hermoso. Ultimamos detalles, ordenamos la habitación y partimos para la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús.
Mientras yo estaba en el hotel, Eze disfrutó de un rato de pileta, se preparó en la casa de mis papás y partió rápido con el sacerdote a la Iglesia a ver que todo estuviera en orden.
Al llegar yo a la Iglesia nos avisan que mis suegros no habían llegado, al parecer se perdieron, mientras algunos los guiaban por teléfono otros los iban a buscar para guiarlos hasta la Iglesia, nosotros salimos a dar vueltas en el auto para hacer tiempo hasta su llegada. Eso atrasó un poco todo, pero no fue un gran problema, ya que le dio la oportunidad a muchos de llegar antes de que comenzara.
La ceremonia comenzó a las 18. Primero entraron nuestras sobrinas, las cinco hermosas y sonrientes; y detrás mi papá y yo. Eze estaba muy emocionado, y yo no paraba de sonreír. Todo fue como lo habíamos soñado y planificado.
El sacerdote fue mi tío y lo acompañó otro sacerdote amigo, Martín. Los monaguillos fueron nuestros sobrinos varones. La música fue elegida principalmente por mi mamá y mi suegro, ambos cantantes. La decoración la hizo una amiga de mi mamá. Mi hermano fue el encargado de que todo estuviera en su lugar, y así fue.
Nosotros habíamos elegido cada palabra, desde las lecturas, la oración de los fieles y las formulas, que reflejaban lo que estábamos viviendo en ese momento. Al final de la ceremonia recibimos una cruz, regalo de nuestros amigos, que forma hoy parte de nuestro hogar.
Como la fecha de nuestro casamiento era la del día de Nuestra Señora de Lourdes, decidimos prepararnos para este gran día con una consagración que rezamos por 30 días y que finalizó con una oración ante la Virgen al finalizar la ceremonia, consagrándole nuestro matrimonio y nuestra familia.
Terminada la ceremonia, y luego de mucho arroz y muchos abrazos, partimos para Finca Martínez, a celebrar.
El lugar tiene un parque muy grande, donde pusimos livings, y un salón muy lindo y amplio donde preparamos todo para la pista de baile. La decoración que armamos conto con flores en los centros de mesa con una foto nuestra en cada una, tiras de corazones que giraban por el viento en las galerías, y otros dos espacios muy especiales en el jardín.
El primero era un árbol, un olivo, donde habíamos colocado portarretratos que tenían la foto de los casamientos de nuestros padres, abuelos, tíos y hermanos; junto a ellos un texto que simplificaba el significado de este pequeño homenaje, “Fundaron sus familias, enraizándolas en el amor, y dieron sus frutos”. Nuestra intensión con esto, era reflejar lo que habíamos aprendido a través del ejemplo de quienes formaron, la importancia de la familia y el amor de los esposos.
El segundo espacio consistía en un banner grande con el logo de nuestro casamiento J&E y delante unas caricaturas tamaño real de nosotros; el espacio se llamó #MiFotoConLosNovios. La idea era que todos pudieran tener su foto con nosotros, también cuando nosotros no estábamos. Fue un éxito, todos se sacaron fotos. Durante la fiesta las caricaturas cambiaron, por unas nuestras que estaban bailando y tomando cerveza.
El festejo comenzó con una recepción muy variada, barra libre desde el inicio, y acompañado con la voz y guitarra de Andrés Iacopini. Este espacio duro cerca de una hora, de ahí la gente fue invitada a ingresar al salón donde bailamos el vals.
Habíamos elegido bailar Noche de Bodas, también cantado por Andrés; cuando terminó, Andrés tomo la palabra y dijo algo así: "Ahora tengo una sorpresa para Jimena. Ella le pidió algo a su papá y él se lo quiere regalar ahora. Este vals lo escribió para ella, pero la primera parte la tiene que bailar con él y la segunda con Ezequiel". Y comenzó a tocar "Tómame de la mano", el vals que mi papá escribió para mí, para bailar conmigo en ese momento tan importante.
Para la cena contratamos el servicio de Isla de Fuegos de Nicolás Bedorou, que consiste en varias mesas distribuidas por el jardín con comida cocinada de diferentes formas (al disco, a la llama, a la plancha, a las brasas, etc.). La comida fue abundante y muy variada, no hubo problema con los menús especiales. Muy rica.
¡Y llegó el brindis! Eze pidió el micrófono y agradeció a todos, dijo palabras muy lindas que no recuerdo bien, e invitó a todos a volver a entrar al salón. Mientras todos entraban aprovechamos, yo me cambié los zapatos por zapatillas y Eze se cambió la corbata por moño y tiradores. Cambiados bajamos al salón para ver un video con caricaturas que contaban nuestra historia, acompañado con la canción de “Diez mil kilómetros” de La Portuaria.
La mesa dulce fue un regalo de mi hermana, Pinos Bakery. En una muy linda presentación teníamos mini cupcakes blue velvet, pocakes, frasquitos con postres de limón y de chocolate, y más. La torta hecha por Mariela, era de chocolate, quedó muy linda. Y siguiendo las costumbres familiares, cuando tocó cortar la torta, mi suegro cantó una canción a capella. El cotillón, hicimos la mitad nosotros y algunas cosas las compramos, estaba colocado en una esquina del salón para que cada uno agarrara lo que quisiera, una especie de “auto-service” que funcionó muy bien. A la hora de tirar el ramo, sumamos la tirada de un whisky para los hombres.
Antes de terminar, no quiero dejar de nombrar a Tom Escobar, por sus fotos. Nos acompañó en cada momento de la fiesta, siempre estaba cuando lo llamábamos, hace magia con la cámara y tiene una presencia impecable.
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