El casamiento de Liz y Andy en Caballito, Capital Federal

La crónica de nuestro casamiento

Futuras novias, a pesar de todo el cansancio que provoca organizar todo sin ayuda de nadie lo volvería a hacer. Esa última semana fue agotadora, pero cuando terminé de vestirme y me subí al ascensor al encuentro del coche que me llevaba al salón recuperé todas todas las energías.

En nuestro caso, decidimos hacer todo nosotros. Desde las invitaciones hasta mi ramo. Al menos yo, lo sentía más mío, más especial.

En el viaje al salón fue en el momento que más nerviosa me sentí, entre que no podía caminar cómoda con la cola del vestido y que no me sabía de memoria mis votos. Iba a explotar de nervios y felicidad.

Cuando vi a todos en el patio del salón, decidí no mirar a nadie más que a mi padre y a mi amor que me esperaba tan tan tan hermoso y nervioso.

Una de mis amigas fue quien dirigió la ceremonia con un guión que armamos con mi marido, queríamos que fuera divertido pero que todos notaran el amor que sentimos. Las palabras de uno de los padrinos, de Andy, casi que me hicieron llorar, pero estaba tan contenta que solo podía sonreír. No pierdan la oportunidad de que alguien muy querido les diga unas palabras, realmente es algo hermoso.