El casamiento de Lucas y Antonella en Cipolletti, Río Negro
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L&A
03 Mar, 2018La crónica de nuestro casamiento
¿Qué decir de ese día? Fue uno de los más importantes de nuestras vidas. Fue todo mágico, desde que me levanté esa mañana, hasta que llegamos al hotel, ya como marido y mujer.
Sinceramente me sorprendí a mí misma porque no estaba nerviosa, quizás ansiosa, pero no sentía nervios. Me bañé, mi primo me llevó a peinarme, maquillarme y hacerme las manos. Mientras todo eso pasaba sentía como si fuera un día más.
Me cayó la ficha cuando mi mamá terminó de ayudarme a poner el vestido, ahí sí, se me hizo un nudo en el estómago y empecé a estar nerviosa, y casi me agarra un ataque cuando me di cuenta que mi vestido tenía una pequeña mancha de labial rojo. ¡Entré en pánico! Gracias a Dios que estaba mi mamá para calmarme y obviamente ayudarme a sacar la mancha.
Me cambié en el hotel Patagonia en Cipolletti, ahí sería nuestra noche de bodas. Algo que me vino super bien de este hotel, es que pude hacer el check-in a las 11 de la mañana, entonces pude prepararme tranquila, bañarme y hacer todo ahí sin tener que pagar dos noches.
Seguir leyendo »Salí del hotel, mi hermano menor me estaba esperando en el auto, le había pedido prestado un Golf GTI a un amigo, ¡el auto de mis sueños! Todos estuvieron atentos a los detalles y me hicieron sentir como una reina. Me ayudó a subir al auto, charlamos un poco y fuimos camino a la iglesia.
Me bajé del auto, me paré sobre la alfombra y escuché como mi tío (que dirigía la ceremonia), anunciaba mi llegada. ¡Ya había llegado el día! No lo podía creer, no lo creía, me sentía como en un sueño, como que no era real. Se abrió el telón y ahí estaba mi papá esperando para entregarme. Miré la decoración y quedé impactada. La ceremonia civil y religiosa se llevó a cabo en la iglesia cristiana evangélica donde crecí y que asistí toda mi vida.
Comenzamos a caminar al ritmo de la canción "Can’t Help Fallin in Love" de Hailey Reinhart. Y ahí lo vi, a él, al amor de mi vida, vestido de punta en blanco, parado en el altar, super nervioso y con una sonrisa de oreja a oreja. Seguimos caminando y llegamos hasta él, mi papá me entregó con un beso y todos se sentaron.
Comenzó la ceremonia civil, nos casaron, firmaron los testigos. Pasamos a la parte religiosa, el pastor dijo unas palabras hermosas, y luego vinieron los anillos. Creo que no quedó una sola persona sin derramar lágrimas de emoción cuando mi pareja dijo sus votos, parecían palabras escritas por un poeta. Cuando terminó de hablar, yo casi no podía decir nada de la emoción, dije las tres palabras que me salieron, nos pusimos los anillos, y finalizó la ceremonia. ¡Ya estábamos casados, era momento de celebrar!
Saludamos a todos, nos subimos al auto y nos llevaron al salón. La fiesta la hicimos en el salón Finca La Noninna, tiene una capacidad tan grande, que lo dividimos en dos por una cortina electrónica, entonces de un lado estaba la recepción y entrada y del otro lado las mesas donde comeríamos el resto de los platos, sin embargo, nadie sabía de esta segunda parte, era una sorpresa.
Hicimos una segunda entrada en el lado de la recepción con la canción "Perfect" de Ed Sheeran, comimos un poco y después desaparecimos. Nos fuimos del otro lado del salón y comenzamos los dos solos a bailar el vals, y mientras se abría la cortina que separaba el salón. Esta fue una de mis partes favoritas de la fiesta, estaban todos impactados y emocionados. Uno de los comentarios que más me gustó con respecto a ese momento fue "Parece una película de Disney, ¡simplemente mágico!"
Bailamos el vals con todos, y después nos llamaron a todos afuera a sacarnos una foto grupal, esto fue una "trampa" para llevarnos a todos a ver una sorpresa contratada por mis papás: un show de fuegos artificiales, fue impactante, estábamos todos muy emocionados.
Después nos sentamos a comer el plato principal, que fue a la carta. Había 3 opciones, pasta, pescado y carne. ¡Todos los platos estaban exquisitos, todos! Comimos y quedamos super satisfechos.
Y luego comenzó la diversión, no, no el baile, no hubo baile, ¡hicimos juegos! Y la verdad, estuvieron excelentes, todos se divirtieron, se rieron y algunos se ganaron muy buenos premios. Nuestro animador fue Cali Tremolaterra, y no tenemos como agradecerle lo bien que la pasamos esa noche, los juegos fueron sumamente entretenidos y el dirigió la fiesta como un profesional. Todos disfrutaron, desde los más peques, que tuvieron una piñata, un pelotero, cuadernos y lápices para pintar, esto me lo agradecieron los padres, porque así ellos también pudieron disfrutar, hasta los más grandecitos.
Después comimos el postre, ¡todavía sueño con ese postre! Un compacto de chocolate, te empalagaba, pero estaba tan bueno que al mismo tiempo no podías parar de comerlo.
Pasamos un vídeo, hicimos algunos juegos más y vino otra tanda de comida, la tan amada mesa dulce. Había de todo, ¡hasta show de panqueques! Pero lo que más amé, fue la torta (después subo fotos).
Comimos la mesa dulce, charlamos un rato y después intentamos hacer una foto afuera con estrellitas, y digo intentamos porque lamentablemente había viento y no salió muy bien, pero ¡nos reímos mucho! Entramos y vinieron los calentitos de madrugada, pizzetas y medialunas de jamón y queso. Yo no daba más, pero hice un poco de lugar y me comí un par. Y a eso de las 4:45 estábamos arriba del auto volviendo al hotel, nuestro día había terminado, pero el cuento de hadas recién empezaba.
Y acá estoy, un mes después, escribiendo sobre esto y todavía sin poder creer que ya estamos casados.
Mi consejo: prevean todos los detalles, organicen todo bien, traten de no tener nada que hacer en la última semana, y las cosas nunca van a salir tal cual lo planeamos, así que disfrutemos a pesar de esos detalles.
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