El casamiento de Marce y Ceci en Concepción del Uruguay, Entre Ríos
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18 Mar, 2017La crónica de nuestro casamiento
Planeamos este sueño durante poco más de un año. Comenzamos con la consigna de hacer la mayor cantidad de cosas nosotros mismos, de mantener un presupuesto bajo y poner toda nuestra personalidad en este festejo. El trámite civil fue el día anterior, seguimos luego con un almuerzo en familia en el patio de la casa de mis padres, relajado e íntimo. Somos espontáneos y creemos que las cosas que no se planean salen mejor, pero esta vez hicimos una excepción, y aunque dejamos lugar para espontaneidades diagramamos todo en detalle. Decidimos hacerlo de día, para aprovechar el sol y su energía. Planificamos una fiesta activa, divertida y variada, con juegos en equipos, con música variadísima y dos momentos de "carnaval carioca". Ese día, cada uno en una casa, nos preparamos. El fotógrafo primero estuvo con él y su hijito, luego conmigo. La ceremonia religiosa comenzó a mediodía puntualmente, en la Basílica Inmaculada Concepción, la iglesia principal de nuestra ciudad, y donde mis padres se casaron, fui bautizada, hice comunión y confirmación (un lugar bastante especial para mi). Duró aproximadamente 30 minutos o menos (el tiempo realmente no contó para mi en este día aunque cumplimos con el programa), saludamos a todos la salida, familia y amigos y algunas personas desconocidas que estaban para mirar y felicitarnos. Luego partimos hacia el campo, una chacra a cinco minutos de la ciudad. Los invitados se quedaron en esa chacra y nosotros seguimos hacia un campo de golf a hacer unas fotos, con mi papá y mi flamante esposo. Llegamos a la fiesta, sonando Here come's the sun, de The Beatles. Mis cuñadas habían estado decorando todo y armando los lugares, todo estaba soñado. La llegada fue muy distendida e informal, alegre. Continuamos con Don't stop me now de Queen, y antes del vals bailamos juntos 11 y 6 de Fito Páez, entre riendo y llorando los dos. Luego el Vals del lago de los cisnes, toda la familia bailó, sobrinas y sobrinos incluidos. Después del vals, hicimos un cambio de ropa. Ropa cómoda, fresca, tal como había sido la consigna para los invitados. Almorzamos una pernil de cerdo y uno de vaca, con unas salsas espectaculares. Abundante. Bailamos un poco y nos relajamos, mientras tanto los mas chicos tenían una alfombra enorme con pinturas, lapices, hojas, pizarrones para entretenerse. Durante la recepción hubo un palet donde los invitados podían inscribirse a cada juego, en cada hoja estaba la explicación de cada juego y una grilla donde ponían su nombre. Luego del baile, hicimos el primer juego. "La Sortija", pero en bicicleta. Nos reímos hasta que nos dolió la panza. La sortija estaba enganchada en una H (postes de Rugby) porque fue gracias a ese deporte que nos conocimos, en el club, hace poco mas de tres años. Lanzamiento de Bombucha fue el segundo juego, obviamente conociendo las familias, todo se fue relajando por demás (nunca es suficiente) y terminó el juego con un desempate y un baldazo de agua, con montaña humana incluida. Un poco más de baile, bien arriba. Dispusimos un candy bar, bastante variado con caramelos, chocolatines, chupetines. En el primer "carioca" repartimos anteojos coloridos de sol y polvos de colores, que encantaron un montón, sobre todo a los más grandes. Después de un baile muy fiestero, tuvimos otro juego más. Explota, explota, expló, que consistió en explotar globos contra el cuerpo del compañero, con una carrera de por medio y en el menor tiempo posible. Arreglamos un par de parejas para hacerlo más entretenido, (por ej: la esposa de mi suegro y mi papá) y aprovechamos para integrar a algunos que habían sido tímidos y no se anotaron. Luego de ese juego presentamos la mesa de dulces, muy variada también. Brownies, torta de manzana, lemon pie, tarta de frutas y tarta de coco, todo una delicia. Un poco mas de baile y otro juego más. Patear a la H, luego de tres vueltas con la cabeza apoyada en un palo. Con unas cervezas encima y el mareo de las vueltas fue exquisitamente gracioso ver como pateaban. Después hicimos la entrega de premios a los ganadores de cada juego. El premio era Champagne, por lo que aprovechamos para cortar la torta y hacer un brindis. Muy distendido y poco ortodoxo, terminamos con crema por toda la cara. Antes de la noche, largamos la espuma y el segundo "carioca". Habíamos hecho nosotros mismos nuestros sombreros especiales, una galera con rastas y una corona de flores. Hubo mucha espuma, vinchas y corbatas para todos. Siguiendo con la onda descontracturada, todo se descontracturó por demás y terminamos en la pileta, empapados. Llegó la noche, buscamos ropa seca o menos mojada que la que teníamos, volví a mi pollera larga. Y siguió el baile hasta las diez de la noche. ¡Nos olvidamos la liga y lanzar el ramo! Así que hicimos una liga casi al final de la fiesta y ya sin el fotógrafo (en acción, porque se quedó bailando con nosotros). Fué un día utópico, mejor de lo que soñamos y planeamos gracias a varias cosas que no planeamos. Desde un principio elegimos ir por el lado informal, relajado, familiar, alegre y muy muy sencillo. Sin embargo, con la ayuda de nuestras familias todo fue creciendo. Tuvimos mucha suerte con el fotógrafo que elegimos. Lo encontramos en Internet, nos conocimos cara a cara el día de la PreBoda, osea que imagínense los nervios hasta ese momento. No lo conocíamos, no era de nuestra ciudad, nos arriesgamos del todo. Un groso, un genio con la cámara. Dejamos el link del contacto para quien le interese. La palabra que elegimos para describirlo es utópico.
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