El casamiento de Roberto y Fátima en Córdoba, Córdoba

La crónica de nuestro casamiento

Arranqué a la mañana de ese domingo a las corridas, muy tempranito; arranqué con guardas cosas y ver que todo estaba listo. Puse las cosas en el auto para llevar al salón y después irme a relajar al hotel. Cabe destacar que el salón y mi casa están a unos 40 minutos de diferencia, re lejos, y el hotel me quedaba a unas 6 cuadras del salón.

En la puerta de mi casa hago un último repaso de todas las cosas que tenía que llevar, y arrancamos camino rumbo al salón con mi futuro marido. En aquel momento, íbamos en el camino meta charla y risas de tonterías, pero cuando arrancó a sonar mi teléfono, miré y era mi suegra, la atiendo y me dice muy, muy preocupada: “Fati, ¿dónde estás?”. Y yo le contesto toda feliz: “Camino al salón, y luego a relajarme al hotel hasta que llegue la hora del casamiento”. Y ella contesta: “Qué lindo, ya no queda nada, pero una novia sin vestido no es novia”. Giré mi cabeza y ups... No tenía vestido, me lo dejé... No sé si fue nervios o qué, pero arranqué a reír sin parar, y obvio, a volver en busca del vestido...